viernes, 9 de febrero de 2018

ANSIEDAD.


ANSIEDAD, MALDITA ANSIEDAD.




Que levante la mano quien nunca haya estado nervioso, quien nunca se haya enfrentado a una situación complicada y haya sentido que no puede con ello, quien nunca haya necesitado de alguien a su lado que le eche un cable para poder seguir adelante…
 ¿Sois muchos? Yo, sinceramente, lo dudo.
Sé que no es lo mismo estar nervioso que sufrir ansiedad, pero es por lo que se empieza, y es por dónde hay que comenzar a buscar la raíz cuando ya todo está desmadrado.

Actualmente hay miles de artículos sobre la ansiedad, mucha gente comparte sus experiencias de manera pública a través de las redes sociales, hay libros de autoayuda, hay técnicas de relajación, medicamentos…pero aún así sigue habiendo personas que sufrimos ansiedad y que cuando nos pasa en público siempre hay alguien que dice: “Vaya tontería, relájate y ya está.”
Señores y señoras, si fuese tan sencillo no existiría la palabra ansiedad, no existirían los médicos (y medicación) que te ayudan con este problema y no existirías los cientos de estudios sobre esto.

Antes de sumergirme en este tema, con mi experiencia y, obviamente nunca como profesional, quiero compartir algo con vosotros.
Hace unos años, para un certamen de relatos cortos de una página, que ya ni existe, publiqué este texto que os dejo a continuación.
Lo comparto y después sigo, espero que os guste.

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Otra vez, otro evento lleno de gente, una boda esta vez. Tu mente comienza a llenarse de negatividad sin poder controlarlo y tú te repites una y otra vez: ¡Pero si tienes muchas ganas!
Ese día te levantas con esa horrible sensación en el estómago, las manos sudando y presión en la mandíbula y el pecho, quedan horas pero tú ya lo ves tan cerca…
Te propones que no te vuelva a pasar, eres consciente de que cuando te pasa te conviertes en un centro de atención que para nada quieres ser. Así que comienzas bien, siguiendo todos los consejos memorizados, respiras lento y pausado, visualizas tu día, piensas en todo por adelantado, regresas incluso al anterior momento como este y piensas: ¿a que al final no pasó nada? ¿A que lo superaste con éxito? ¿A que lo pasaste genial? Llevas incluso por escrito una frases que sabes que siempre te ayudan.
Pero tú intentas pensar en una cosa y tu mente solo sabe pensar  en la contraria, en el pico más alto de tu malestar, la sensación de opresión en el pecho, el mal rato en el lavabo, el ver pasar la comida y sentir náuseas…(¡con lo que te gusta comer!)
Te tomas el día con calma, con infusiones de relax y medio absorta en tu mundo, esta vez parece que va mejor, pero no olvidas que tienes una pastilla que te calma, sabes que sin ella localizada sería peor…
Se acerca el momento, cuanta gente, todos te saludan, te dicen lo guapa que estás…y tu por dentro estás a punto de estallar, las lágrimas desbordan tus ojos y creen que es de emoción, a lo que tu respondes que sí, que estás emocionada.
Notas la mano amiga que aprieta la tuya y sabe lo mal que lo estás pasando, pero tú solo piensas en ese vaso de agua que necesitas y esa pastilla en el fondo del bolsillo interior del bolso de mano.
Llega el listo que dice que lo que te pasa es una chorrada, que hay que ser valiente y que eso son imaginaciones tuyas... y decides que es el momento que menos soportas y metes la mano lentamente en el bolso, sacas la pastilla, con disimulo, coges un vaso de agua y rápidamente la tomas…sintiendo por dentro que esta sensación tiene 15 minutos de fecha de caducidad, mientras piensas que no está bien tomar de nuevo la pastilla y esperas poder superar la siguiente sin ella…poco a poco…
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¿Os habéis sentido identificados con alguna de estas situaciones? ¿Conocéis a alguien con ansiedad? ¿Conocéis a alguna persona de las de “son chorradas”?

Lo primero de todo es saber qué es la ansiedad o cómo la describen.
Si buscamos el significado de la palabra ansiedad vamos a encontrar cientos de referencias, una de las que mejor lo explican es esta:
 Se trata de la condición de una persona que experimenta una conmoción, intranquilidad, nerviosismo o preocupación. Para la medicina, la ansiedad es el estado angustioso que puede aparecer junto a una neurosis u otro tipo de enfermedad y que no permite la relajación y el descanso del paciente.

En mi caso, cuando me pasa, siento taquicardias, vómitos, estómago cerrado y una manera de llorar incontrolable, y odiosa, que me ha fastidiado más de dos y de tres buenos momentos.
Es verdad que a cada persona se le manifiestan con diferentes síntomas, conozco a una persona cuyos dolores de cabeza son insufribles y a quienes sudan tanto que mojan camisas enteras en menos de 5 minutos, pero en general las taquicardias u opresión en el pecho están presentes en casi todos los casos.   


Yo hace un tiempo que no tengo ataques de ansiedad de los que me impiden hacer mi vida normal (digo esto tocando madera).  Me sigo poniendo nerviosa, incluso parece que va a aparecer esa horrible sensación, me sigo agobiando en algunos momentos, pero la verdad es que últimamente he podido controlar bastante estas situaciones.

Ceo que por fin, poco a poco, lo voy consiguiendo y, lo más importante, creo que, poco a poco la gente que tengo a mi alrededor saben lo que me pasa y se dan cuenta de que es real, que no es simple nerviosismo y que realmente lo paso muy mal físicamente.
En el último año he ido a conciertos multitudinarios sin agobiarme, he viajado en avión, en autobús, en barco, he ido a espectáculos en lugares cerrados llenos de gente…he hecho cosas que nunca había dejado de hacer pero que llegaba a odiar por lo mal que lo pasaba.
Pero no quiero decir, o más bien no puedo, que ya no sufro ansiedad. Sé que puede aparecer en cualquier momento y lo que tengo que tener claro es que sí que puedo con ella, sí que puedo superarla, sí que puedo salir de un pico de ansiedad aunque tarde un poco, que después va a ser todo otra vez nada más que disfrutar…



Igual de importante que solucionar este problema con uno mismo, es hacer entender a los que dudan de que esto sea real que convivir con ansiedad es duro. Básicamente porque en muchos casos no sabes si algo nuevo va a producirte el malestar o esta vez no va ni a asomar. Y eso es casi peor, la incertidumbre de no saber muchas veces en qué momento vas a necesitar parar para controlarlo. Por eso las pastillas para la ansiedad suelen ir en un lugar exacto de mi bolso siempre.
Además de que te conviertes en un centro de atención que no quieres y cuanto peor te pones más te miran…y la bola se hace muy grande.

Por lo tanto yo os animo a, por lo menos, no dudar de quien os diga que lo está pasando mal. Porque eso es lo peor de todo.
Intentad entender a la otra persona y buscad una manera de ayudar.
Dese mi experiencia: olvidaos de decir tranquilo mil veces, de hablar del tema o de compadeceros. Es mejor intentar despejar la mente cambiando de tema y buscando incluso el humor y las risas.
Cambiar el tema de conversación distrae y se consigue que la mente deje de focalizar lo que nos agobia. Por eso es importante que quienes tengamos con nosotros sepan cómo ayudarnos.

A todos los que opináis que esto son “pamplinas”, “chorradas”, “tonterías”…simplemente, que no os pase.




Espero que esto os haya abierto un poco los ojos.
Espero que os haya parecido interesante.
Gracias por leerme.
Gracias por los comentarios aquí y en otros sitios.



ENERO BONITO, ¿NO CREES QUE HAS CORRIDO UN POQUITO?

                                   Esta mañana cuando me he sentado al ordenador me he dado cuenta de que ya tenía que pasar págin...